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Wifredo Lam - La Jungla (fragmento)- 1943 |
Los
dos habían marchado muy jóvenes a Europa a realizar estudios.
Lam, once años mayor que Césaire, tuvo experiencias muy intensas
durante sus años en España. Allí aprendió el arte de los grandes
maestros, formó una familia
y la perdió –esposa e hijo– por la miseria y la tuberculosis.
Allí tomó partido por Por
primera vez se produjo una tal proyección de notoriedad intelectual
y reconocimiento artístico de artistas del Caribe desde el Caribe
mismo. En ello tuvieron mucho que ver la madurez alcanzada por
ambos en sus etapas europeas precedentes y el modo en que asumieron
el reto de una reinserción creadora en circunstancias tan complejas.
Igualmente importante fue el desplazamiento de una comunidad de
importantes intelectual desde Europa a América en esos tiempos
de guerra, entre ellos André Breton, quienes activaron una red
de relaciones entre artistas e instituciones de Latinoamérica
y el Caribe, y de ellos con los Estados Unidos. Se trató de una
coyuntura sin precedentes. La
guerra había debutado en Europa en 1939. Ese mismo año apareció
publicada en la revista Volontés (Paris, No. 20), la primera versión
de Cahier d´un retour au
pays natal, obra con la que Aimé Césaire adquiere un amplio
reconocimiento como poeta negro y antillano. En 1943 fue
traducida a la lengua española en Esta
relación de nombres y acontecimientos bastaría por sí sola para
distinguir su importancia en el contexto caribeño. Sin embargo
se trató de un proceso mucho más profundo por el modo que el Caribe
se insertó en una itinerario cultural que se desplazaba desde
Europa y que a través de América, conectaba el viejo continente
con los Estados Unidos. Se redefinía un mapa cultural que inauguraba
la configuración de un nuevo poder simbólico para el hemisferio
occidental en vísperas de la segunda mitad del siglo XX. Se trató
de un importante cambio de paradigma. Césaire
y Lam, aún bajo los influjos del surrealismo, transitaron por
una nueva experiencia en las que el contexto impuso sus jerarquías
para revelar, fuertemente, la legitimación de otras fuentes originarias,
fundamentalmente la africana, mítica y ancestral. Lam
y Césaire fueron símbolos de esa nueva trayectoria crítica de
apropiaciones de lo europeo, que tan bien conocían; y de puesta
en valor de sus propias raíces culturales en discursos artísticos
que mostraban los inusitados
caminos de la antillanidad. Césaire y Tropiques En
ese primer lustro de los años 40, Césaire fundó una publicación
que fue su plataforma de acción y reflexión durante los años de
la guerra europea. Desde ella aglutinó fuerzas y formó conciencias.
Fue una revista de pensamiento intelectual por la índole de sus
propuestas: Tropiques,
una revista ejemplar, que logró mantener la indagación y la observación
crítica durante su corta –pero intensa– existencia en Martinica,
una isla –que con palabras del poeta– estaba “completamente fuera
del mundo”.
[3]
Bien
que la revista se propuso ser cultural, no escapó a las contradicciones
y complejidades de su tiempo por lo que pudieran perfilarse ciertos
paralelismos con otras publicaciones en el Caribe, como Revista
de Avance (Cuba) o Césaire y el equipo de Tropiques, eran conscientes del momento “ingrato y políticamente peligroso” en que viviría la publicación. Algunos de los integrantes habían tomado parte, como René Ménil, en una publicación precedente, Légitime Défense (1932), de vida efímera, pero de una gran profundidad en sus textos. La nueva revista fundada ahora por Césaire, no escapaba a las tendencias de su tiempo, y según el poeta, cuando André Breton leyó los tres primeros números “creyó que yo era surrealista (…) lo cual no era ni enteramente falso ni enteramente cierto”. El encuentro de Césaire y Ménil con Breton en Martinica y el interés que mostró el francés por las ideas sobre las cuales giraban sus autores en aquella revista que encontró en la vitrina de una pequeña librería en Fort de France; fueron un acicate –una revelación– para ellos: “Yo diría que el encuentro con Breton fue una confirmación de las verdades a las que yo había llegado por mis propias reflexiones. Eso nos permitió ganar tiempo, ir más de prisa, llegar más lejos (…) fue un encuentro extraordinario (…) para mí algo MUY IMPORTANTE, como había sido el encuentro con Senghor, diez o quince años antes”. [5] Tropiques estuvo sometida
a la censura y a una lectura “entre líneas” con palabras de Ménil.
A silencios y vacíos cargados de significación para los lectores
de su tiempo y proceder con modos discursivos que se apoyaron
en la retórica del lenguaje y de la poesía. En su multiplicidad
de puntos de vistas, Tropiques,
ha dicho Ménil, “fue la expresión
de las perspectivas, de las esperanzas, de la voluntad
de la izquierda revolucionaria antillana en los años Roger
Toumson en su prefacio a Anthologie
poétique de Aimé Césaire, calificaba a Tropiques
como “una revista de combate”, una modesta publicación trimestral
que ejerció una influencia intelectual e ideológica considerable”.
En lo cultural, precisa, “contribuyó a la definición de una identidad
colectiva antillana poniendo el acento sobre la comunidad de destinos
de los pueblos negros y sobre la necesidad de revalorizar el legado
africano”.
[7]
En
la revista se encuentra una extensa obra poética de Césaire realizada
durante esos años que se integrarían, en
gran parte, su libro Les
armes miraculeuses (1946). Como ya se ha indicado, en 1947,
aparecerá en Estados Unidos, el volumen Cahier
d´un retour au pays natal, con prólogo de André Breton. Lam y Entre
1941 y 1945, Lam está en Cuba. En esos años se define su personalidad
artística y su lenguaje simbólico. Fue uno de los primeros artistas
plásticos de la región, y el primer cubano, en haber tenido la
experiencia de un itinerario antillano
[8]
en época tan temprana de la década del 40 cuando
aún la perspectiva de “lo caribeño” era muy limitada en la conciencia
y la subjetividad regional. El artista escapa de Europa sin otra
alternativa. El
encuentro de Lam con el Caribe fue físico y espiritual. Desde
su llegada a Martinica, Lam inauguró el camino de las auto-revelaciones
y el viaje hacia sí mismo, por la naturaleza viva que lo transportó
a sus orígenes, por el encuentro con Césaire y por la huella de
africanidad que debió adquirir dimensiones cada vez más importantes
en su memoria. La obra de Lam remite a un mundo que integró, en
una dimensión cubanísima y antillana, los aportes del imaginario
mítico africano. Se trata de una simbiosis de elementos diversos
que alcanzan su apoteosis en Fue
en la revista Tropiques
donde apareció en 1945, el primer importante ensayo de la pluma
de Pierre Mabille sobre La jungla de Wifredo Lam, obra que entonces
ya había sido adquirida por el MoMA de Nueva York. En
estos años de creación, Lam mantiene un predominio figurativo,
pero resemantiza sus referentes y crea una personal iconografía
de carácter sígnico visual. En ese sentido supera
todo aspecto factual de lo visible y penetra al sentido de sus
indagaciones visuales desde lo simbólico-expresivo. Lam
construyó en el Caribe su espacio artístico original y su poética de misterios ocultos. Al
referirse a su obra en 1947, Césaire decía que “Lam fija sobre
la tela la ceremonia por la que todo existe: la ceremonia de la
unión física del hombre y del mundo (…) Lam celebra la transformación
del mundo en mito y convivencia (…) en definitiva lo que por su
intervención triunfa en las Antillas es el espíritu de la creación”.
[9]
Lam
y Césaire, construyeron un andamiaje discursivo para la resistencia
cultural en el Caribe desde sus
universos artísticos respectivos y lo proyectaron, con una obra
consistente, excepcional y liberadora, al ámbito internacional.
Ambos fueron referentes culturales de su tiempo y de nuestro tiempo,
aún. Vivieron años convulsos y contradictorios. Con modos de inserción
y actuación diferentes, se inscribieron en esa temporalidad histórico-cultural
tan fecunda y compleja.
La obra de Lam y Césaire en ese primer lustro
de los 40 marcó un antes y un después en las artes caribeñas y fue porque en ambos se distinguió
lo que el propio Césaire definiera como la naturation: “Un retour à la nature profonde
de soi-même”, retorno intenso y productivo en el espacio y
en el tiempo hacia los inicios de todo. Una inflexión a lo originario
donde se encuentra lo original. Una vuelta a las islas prometedoras.
Retorno indagatorio, reflexivo y trascendental. * Directora del Centro de Estudios del Caribe de
[1]
Wifredo Lam ha dicho que “en aquel lugar reconoció su paisaje de
niño; por doquier la vegetación le era familiar. De algún modo
estaba de vuelta a casa”. Núñez Jiménez, Antonio. Wifredo
Lam, Editorial Letras Cubanas,
[2]
Cf. Aimé Césaire:
Retorno al país natal,
Fundación Sinsonte, España, 2007. Traducción de Lydia
Cabrera y Lourdes Arencibia. Prefacio de Benjamín Péret. Postfacio
de Lourdes Arencibia. Ilustraciones sobre dibujos de Wifredo
Lam. Fundación Sinsonte. España. 2007.
[3]
Jacqueline Leiner : “Entretien avec Aimé Césaire”.
Tropiques. Tome I.
Nos.
[4]
Ibid, p.V Traducción
Y.W.
[5]
Ibid, p.VI. Traducción Y.W.
[6]
René Ménil : Pour une lectura critique de Tropiques. Ibid., p. XXXIV.
[7]
Aimé Césaire. Anthologie Poétique.
Presentación y notas de Roger Toumson. Imprimerie Nationale.1996, p. 11. Traducción Y.W.
[8]
Después de Martinica,
Lam tendrá una estancia breve en Santo Domingo. [9] Aimé Césaire: “Wifredo Lam y Las Antillas”. Citado por Antonio Núñez Jiménez, Op.cit, p. 163. |
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