Cuando se habla del Istmo centroamericano, los múltiples movimientos poblacionales y las luchas políticas que han signado su devenir a través de la Historia, dando paso a la conformación de los diversos proyectos nacionales, Costa Rica emerge cual rara avis en medio de los enfrentamientos y conflictos armados acaecidos en dicho contexto regional hace más de tres décadas.
Su estabilidad en el plano económico-político, ha conllevado la imagen de una nación cuya capital, San José, emerge como espacio legitimador también en el campo cultural. La existencia de algunas instituciones (Museo de Arte y diseño Contemporáneos, Teor/éTica, Museo Nacional de Costa Rica, entre otras) encargadas de la salvaguarda de su patrimonio, tanto como de la promoción del arte contemporáneo, han servido de plataforma para el reconocimiento y estudio del arte costarricense y de todo el Istmo.
Con Cuba, y en especial a través de Casa de las Américas, diversos artistas de renombre han guardado una relación especial. Aunque no muy numerosa, la representación de Costa Rica en la Colección Arte de Nuestra América “Haydee Santamaría” cuenta con figuras imprescindibles del panorama gráfico costarricense: Francisco Amighetti, J. Luis Rodríguez Sibaja o Bernal Madriz.
La práctica del grabado en Costa Rica antes de 1972 era más bien escasa. De ahí la impronta de los trabajos de Francisco Amighetti (1907-1998), quien fuera un pionero en esta manifestación y sirviera como inspiración a varias generaciones de grabadores que siguieron sus enseñanzas en la Universidad de Costa Rica. Aunque también realizó acuarelas y óleos, sus xilografías son hoy expresión del ser nacional.
Acompañando a Amighetti, destaca también la figura de Luis Rodríguez Sibaja (1934) quien en los años 60 estudió grabado en metal en la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes de París. En 1972, regresa a Costa Rica para instalar y coordinar el Taller de Grabado, Universidad de Costa Rica, hasta 1990. Sibaja, también fungió como un pionero del trabajo en aguatinta, aguafuerte, punta seca y otros en ese país. Participó en la I Bienal de La Habana en 1984, y en la Colección Arte de Nuestra América “Haydee Santamaría” se encuentra representado con varios grabados de mediado de los 60, en los cuales se imbrica lo abstracto y lo figurativo con un resultado visual muy cercano a la Nueva Figuración latinoamericana.
Entre otros, la Colección cuenta con las obras de Bernal Madriz, Raquel Villarreal, Rodolfo Carrillo, Rudolf Wedel, y más recientemente, Errol Barrantes. Las obras que presentamos permiten esbozar una imagen, fragmentaria por supuesto, de un país cuya emergencia en el circuito del arte de la región va siendo cada vez más palpable.
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