Carlos Capelán - Mapas y caminos- 1996, obra incluida en exposición Ante América |
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Las artes visuales en San José, Costa Rica, dormitan. Se encuentran en ese extraño estado en el cual no se concilia el sueño, ni se está despierto. Se tiene cierta conciencia y a partir de ella se intenta funcionar, mas no se logra alcanzar un estado de acción necesario y constante. Existe cierto interés por emprender una búsqueda crítica, partiendo del contexto, pero a la vez lidiando con cuestiones personales; no obstante, se da poco apoyo a este tipo de proyectos o a propuestas que tengan un interés real en la indagación analítica y experimental. Predomina la mirada hacia el mercado, lo cual resulta, inevitablemente, en una creación orientada a lo comercial. A esto se le suma la falta de formación crítica y de exploración dentro de una educación en las artes que se concibe desde el formalismo y la técnica, aunado al escaso apoyo de parte de las instituciones públicas y a una mínima difusión de parte de los medios a iniciativas de arte contemporáneo que se salgan de lo aceptado tradicionalmente. Entrada la segunda década del siglo XXI, el panorama se desdibuja de tal manera, con esfuerzos aislados y ciertas propuestas que caminan firmemente, pero sin detonantes que pudieran hacer despertar o reaccionar, de una manera reflexiva y trascendental, tanto a artistas como a públicos participantes.
Siendo así, en este contexto, ¿qué papel juega TEOR/éTica? Esta fundación lleva ya catorce años de incidir en las artes de Costa Rica y la región Centroamericana y del Caribe. Bajo la dirección de Virginia Pérez-Ratton, TEOR/éTica se posicionó como un importante centro para pensar las artes “desde adentro” y crear oportunidades para artistas.[1] No se limitó meramente a generar exposiciones curadas; expandió su labor a un proyecto editorial, a la difusión y apoyo a artistas, y la creación de un acervo documental. Lo logrado durante esta gestión sentó las bases del funcionamiento actual, no solo de TEOR/éTica, sino de varios proyectos regionales e internacionales que se vieron vinculados a esta institución, de una u otra manera.
No obstante, si bien existe un legado ineludible, TEOR/éTica se encuentra actualmente en su segunda etapa. Por lo tanto, es preciso enfocarse en el presente de la institución para comprender cuál es la labor que pretende realizar en la actualidad y cómo esta se inserta en el contexto de las artes en Costa Rica y la región. Al fallecer su fundadora y directora en 2010, la institución se vio obligada a una reestructuración y un replanteamiento de su dirección e hizo una pausa en sus actividades durante unos meses. En 2012 se nombró a Inti Guerrero como Director Artístico y Curador Asociado, y recientemente, en junio de 2013, Gabriela Sáenz-Shelby asumió la labor de Directora General, luego de que Dominique Ratton dejara el cargo de directora interina tras finalizar su labor al mando de la restructuración interna.
Asimismo en 2012, el museo de TEOR/éTica, anteriormente conocido como TEOR/coleccionpermanente, se renombró “Lado V Centro para la investigación Virginia Pérez-Ratton”, a manera de establecerlo como un centro dinámico de investigación y formación, más allá de un museo, en el sentido tradicional. Además de funcionar como un espacio de exhibición de la colección Virginia Pérez-Ratton, el Lado V alberga también una biblioteca única, especializada en arte contemporáneo de la región, y se dedica a la organización y conservación de los archivos de TEOR/éTica en un esfuerzo por poner a disposición de estudiantes, investigadores, curadores y artistas el acervo documental de la institución. El Lado V se constituyó con un fuerte componente didáctico y es en este espacio donde se genera y ejecuta el programa educativo de la institución. Actualmente, el Lado V se encuentra en proceso de consolidación, afinando su función como complemento de TEOR/éTica.
Inevitablemente, TEOR/éTica emergió de la pausa como un sitio en “remodelación”, tomando de su pasado lo necesario para abordar una nueva década, pero planteando nuevos cuestionamientos que pudieran dar paso a otras perspectivas poco exploradas. El cambio respondía también a un desplazamiento de las necesidades presentes en el contexto artístico, y de la institución misma. Claramente, las demandas actuales no son las que existían en el momento de su fundación: se han cerrado ciertas brechas en cuanto a la visibilización de artistas, pero también se han identificado nuevos vacíos y espacios para la acción, principalmente en el campo de formación artística y curatorial, enfocadas en la investigación y el pensamiento crítico.
Edificio Metálico, exposición que acompañó la reapertura de TEOR/éTica, dejó en claro desde un inicio la dirección artística de la institución y planteó un modelo de operación inicial.[2] Curada por Inti Guerrero, partía del Edificio Metálico, edificación histórica de la ciudad de San José y legado de las oligarquías del país que buscaron construir una nación emulando las corrientes modernistas de Europa. La exposición dejaba entrever que el Edificio Metálico no es un fenómeno exclusivo, sino que tuvo múltiples expresiones alrededor del mundo. Era una exploración, a partir del arte, de una de las tantas manifestaciones que devienen de la búsqueda identitaria y de qué manera la misma sigue vigente hoy día. Desde la curaduría se pretendía estudiar realidades locales y relacionarlas con otras globales, poniendo en diálogo a artistas o expresiones culturales de diversas partes del mundo con su contraparte local, a manera de vincular a la región y sus cuestionamientos con los de otros contextos. A grandes rasgos, esta línea subraya el programa curatorial de la institución. TEOR/éTica se esfuerza por propiciar el debate y la discusión para pensar las sociedades desde la mirada del arte, enfocándose en generar distintas manera de pensar las expresiones culturales contemporáneas y el entorno en el cual surgen. Muy al contrario de la corriente habitual en Costa Rica, no se busca impulsar carreras individuales de artistas dentro de un mercado, sino dar apoyo a prácticas que precisamente no encuentran un lugar dentro de un sistema cerrado o prejuicioso, dando prioridad a proyectos artísticos de carácter procesual, interdisciplinario y experimental.
Por ejemplo, en junio de 2012, Teatro Lasafueras –conformado por Andrea Catania (bailarina y coreógrafa) y Alex Catona (músico)–, tomó TEOR/éTica, convirtiendo sus instalaciones en un taller y lugar de ensayo con la intención de examinar el proceso artístico y permitirle al público ser partícipe del mismo.[3] Esto desembocó en una serie de eventos performáticos que llevaron a los participantes a involucrarse en las acciones de Alex y Andrea en un intento por cuestionar e inclusive borrar la barrera entre artista y público, creador y espectador. Para TEOR/éTica, la residencia de Lasafueras representaba una manera de involucrarse con artistas que trabajan en áreas más allá de las artes visuales, dando lugar a una colaboración de carácter interdisciplinario.
Precisamente, la institución se enfoca en dar lugar a propuestas que formulen una indagación desde sectores menos tradicionales, lo que lo convierte en un lugar único en Costa Rica donde se permite trabajar con bastante soltura para generar o apoyar propuestas sugestivas y diferentes. Teniendo esto presente, recientemente se inauguró la Sala Poligráfica, una modesta sala dedicada a proyectos de grabado y gráfica que estén explorando las posibilidades experimentales, conceptuales y políticas de estas técnicas, y La Vitrina, ubicada en la “ventana” del Lado V, que funciona como un espacio público de exposición, cuyo objetivo es propiciar un vínculo con los transeúntes de San José.[4] Ambos buscan abrir otras posibilidades expositivas y se ponen a disponibilidad de los artistas por medio de convocatorias abiertas o invitaciones.
Si bien la apertura de este tipo de espacios contribuye a paliar una necesidad, TEOR/éTica reconoce que su principal esfuerzo se enfoca en su programa público y talleres de formación, los cuales complementan a las exposiciones con el fin de generar oportunidades educativas que contribuyan al desarrollo de las artes en el país. Las escuelas de arte en Costa Rica, en su mayoría, siguen un programa conservador con poco interés en el arte contemporáneo. Si bien los estudiantes reciben una educación técnica bastante completa, no se les incentiva a trabajar en medios menos tradicionales, ni a crear trabajos de corte experimental o procesual. Las facultades de bellas artes se han quedado en la definición canónica de arte y poco han cambiado en las últimas décadas. Los talleres y seminarios que se realizan en TEOR/éTica buscan complementar esta educación al ofrecer una formación teórica y contribuir con la exploración conceptual. Constantemente se invita a especialistas de disciplinas tales como la sociología, antropología, filosofía, etc., en un afán por examinar el arte desde otras plataformas. Igualmente, se invita a expertos extranjeros que pudieran contribuir al trabajo que se realiza localmente. En el último año, TEOR/éTica ha recibido a Lisette Lagnado, crítica y curadora de arte brasileña quien impartió un taller sobre el artista Helio Oiticica; Miguel López, con un seminario acerca de su trabajo como parte de la Red Conceptualismos del Sur y la exposición Perder la forma humana; Emiliano Valdés, curador independiente y parte de Proyectos Ultravioleta en Guatemala, quien impartió un taller extendido de curaduría; y artistas tales como Carlos Amorales, Mariana Castillo Deball, Leung Chi Wo y Edwin Sánchez. En su mayoría, estas actividades son gratuitas, facilitando el acceso al público general.
Precisamente, la diversidad del público de TEOR/éTica es notable; no comprende únicamente artistas e investigadores, si no también un gran grupo de jóvenes quizás más cercanos a las letras, el diseño, la arquitectura y las humanidades, lo que indica cómo actualmente existe un creciente interés en Costa Rica por las prácticas artísticas experimentales. Esencialmente, esta apertura es a lo que TEOR/éTica apunta. Dentro de una escena que busca su despertar, la institución está dispuesta a tomar riesgos, con la tarea de expandir las posibilidades creativas, enfocándose en el desarrollo del pensamiento crítico y la experimentación, a manera de vislumbrar –desde el arte– como nos entendemos desde dentro de nuestras fronteras, y como parte de una comunidad global más amplia.
[1] En la introducción al catálogo de la exposición Mesótica II, exposición curada en 1996 por Virginia Pérez-Ratton y Rolando Castellón desde el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, Virginia utiliza esta frase para explicar el criterio que motivó la curaduría de dicho evento, “una forma de mostrar una visión interna del arte reciente del área”. Este lineamiento se continuó en labor de TEOR/éTica bajo la dirección de Virginia.
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